Nos falta generar más confianza en los protagonistas del canal comercial y que el estado amplíe las fronteras de cobertura del Internet.
Desde la desaparición del Instituto de Comercio electrónico (ICE) al comienzo de la primera década de este nuevo siglo no se ha visto un esfuerzo estructurado de las organizaciones vinculadas al comercio electrónico a hacer algo en conjunto hasta la aparición de CAPECE (Cámara Peruana de Comercio Electrónico), quienes en los últimos años han venido haciendo grandes esfuerzos en promocionar el éxito del comercio electrónico, hoy comercio digital.
A diferencia de otros países del hemisferio norte e incluso de Latinoamérica, antes de la existencia de la Internet, existían dos métodos o canales de compra no convencionales que fueron muy aceptados por los usuarios, la compra por catálogo y la compra por telemarketing. El primero obedecía a un formato que incluía el envío por parte de un almacén comercial de un catálogo con fotos y precios de los productos que ellos ofertaban, logrando la respuesta del cliente interesado en cerrar la compra por correo en la cual llenaban un formato y enviaban un cheque o giro, como forma de pago.
El segundo formato se basaba generalmente en la muestra del producto en televisión y la posibilidad del interesado en comprar en llamar a un número telefónico y solicitar la compra del bien, el cual se cancelaba enviando un cheque o giro a la orden del ofertante.
En ambos casos había un servicio de entrega basado generalmente en empresas especializadas de Courier, que aseguraban la entrega oportuna del bien.
Sin embargo, en el Perú la venta por catálogo jamás prosperó y la venta de telemarketing fue muy concentrada en un pequeño segmento de mercado. Es nuestra opinión que esto se debió a las practicas muy informales que en temas comerciales se dan en el mercado peruano.
Sin estas importantes experiencias comerciales, llegamos a la era del comercio electrónico en el Perú. No había ni experiencia, ni seguridad y menos respeto por los acuerdos de compra y venta, obligando a las partes a desconfiar una de la otra ya que existía la amenaza de que un producto podría ser pagado con cheque, por ejemplo, pero ése documento podía no tener fondos, O al revés se pagaba correctamente pero el producto que se entregaba no era el que había sido solicitado.
Por otro lado, el ICE promovió el comercio electrónico como una plataforma ofrecida por dos proveedores, una compañía de telecomunicaciones y una de tarjetas de crédito, concentrando sólo en el segmento de las personas que poseían y operaban este tipo de plástico, es más en esa época no existían las tarjetas de débito.
Estas faltas de experiencias y estas nuevas exigencias para un nuevo canal comercial, desconocido para los peruanos, genero inicialmente un alto nivel de desconfianza tanto para el cliente como para el proveedor.
Adicionalmente la infraestructura de Internet era aún muy pobre en el país y no existían compañías de Courier o Logística serias que permitieran completar la cadena de valor de la compra por Internet.
Hoy las cosas han cambiado para bien, aunque falta mucho camino por andar. Más del 35% del territorio del país está cubierto con Internet fijo y aproximadamente el 80% del país está cubierto por Internet móvil. Existen grandes esfuerzos de los retails, cines, la banca e incluso el estado en promover la venta de productos y servicios por Internet.
También hoy se aceptan otros medios de pago además de tarjetas de crédito, como son las tarjetas de débito, depósitos en cuenta, transferencias, pagos contra entrega y otros. También hay sitios especializados en ventas por Internet, como OLX, Linio, Mercado Libre, etc. los cuales complementan a lugares tradicionales y hartamente especializados como Amazon, Walmart y otros.
Lo que aún nos falta es generar más confianza en las partes protagonistas del uso de este canal comercial, en conocer cifras duras y ciertas sobre qué se compra, cuánto se compra y, claro, esperar que el estado amplíe las fronteras de cobertura del Internet fijo para que todo el país esté bien iluminado. De darse esta situación las perspectivas para el país del comercio electrónico, serían estupendas para un mejor aprovechamiento de este canal.