La posible separación de Meta y Google podría marcar un punto de inflexión en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), según analistas. Mientras el gobierno de Estados Unidos avanza en procesos antimonopolio contra ambas compañías, expertos consideran que esta medida podría generar una nueva ola de innovación en el sector.
La Comisión Federal de Comercio (FTC) ha iniciado un juicio contra Meta, buscando la desinversión de Instagram y WhatsApp debido a su dominio en redes sociales. Paralelamente, un juez de Virginia falló en contra de Google, acusándolo de prácticas ilegales para mantener su supremacía en la publicidad digital. Además, el gobierno exige que Google abandone su navegador Chrome, el más utilizado a nivel mundial.
Ron Westfall, director de investigación en The Futurum Group, señala que estas acciones podrían remodelar el ecosistema de IA, generando turbulencias a corto plazo pero también oportunidades para una innovación más ágil. Comparó la situación con la desintegración de AT&T en 1984, que impulsó avances en telecomunicaciones y permitió la aparición de nuevos competidores.
Por su parte, Dev Nag, CEO de QueryPal, considera que la división de estas grandes tecnológicas abriría espacio para empresas más pequeñas, democratizando el acceso a recursos clave como datos de búsqueda y potencia informática. Esto podría acelerar el progreso de la IA más allá de lo que cualquier compañía podría lograr por sí sola.
Sin embargo, algunos expertos advierten que la presión regulatoria podría frenar la inversión en investigación y desarrollo. Shawn DuBravac, del Instituto Avrio, recordó cómo la fragmentación de Bell Labs tras la desintegración de AT&T redujo significativamente su capacidad de innovación. Mike Conover, CEO de Brightwave, argumenta que las grandes tecnológicas necesitan amplios recursos financieros para mantener el liderazgo estadounidense en IA.
Mientras tanto, China sigue incrementando su inversión en IA, lo que genera preocupaciones sobre la competitividad de EE. UU. en este campo. No obstante, Nag sostiene que un ecosistema más dinámico y con mayor competencia podría fortalecer la posición estadounidense frente a China.
Finalmente, Damian Rollison, analista de SOCi, sugiere que EE. UU. podría aprender de la regulación europea, que protege los derechos de los consumidores y exige mayor responsabilidad a las grandes tecnológicas sobre su contenido e influencia. La incertidumbre sobre el futuro de Meta y Google sigue latente, pero lo que es seguro es que cualquier cambio estructural en estas compañías tendrá un impacto significativo en el desarrollo de la IA y la competencia tecnológica global.