Desde el 31 de enero, el comercio electrónico y el servicio delivery representarán para las familias de Lima y de otras ocho regiones las únicas vías para comprar, no solo productos de primera necesidad, sino los que no lo son.
En ese sentido, el gerente general de Arellano Marketing, Rolando Arellano, indicó que el deliverý se ha dividido en dos tipos.
El primero comprenden a las empresas grandes y formal, que ofrecen sus servicios como Glovo, Rappi o los de importantes cadenas de supermercados, garantizando una experiencia de calidad al cliente.
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En tanto, el servicio delivery más pequeño, que a menudo es informal, se encuentra las bodegas de barrio, las farmacias o los restaurantes, que entregan los pedidos a domicilios y se dirigen al público local. Solo tienen por objetivo entregar el producto.
En los distritos más alejados del centro de la ciudad, y que son de escasos recursos, “va a haber problemas para accede a delivery formal o de empresas grandes”, indica Arellano a Gestión.
[Lee también: Capece lanza certificación para garantizar seguridad de las compras online]Por su parte, Helmut Cáceda, presidente de la Cámara Peruana de Comercio Electrónico (Capece), indicó que las empresas más grandes ya están más preparadas para evitar los errores cometidos iniciales, en la cuarentena decretada en marzo del año pasado, pues han aprendido de la experiencia.
“No hay que olvidar que el comercio electrónico es básicamente un negocio de logística. Entonces, lo importante es confiar en las empresas logísticas de última milla, apoyarse en ellas. El mayor reto es para las microempresas, que aún no han ganado mucha experiencia en esto”, manifestó Cáceda.